Mala, desarrollo urbano y derechos de propiedad

Mala ha tenido un crecimiento demográfico durante los últimos años, el Censo del año 2007 realizado por INEI arrojo la cifra de 27,881 habitantes. Este crecimiento se debe a la alta tasa de natalidad y la constante migración en busca de mejores oportunidades.

Esto ha conllevado a una feroz búsqueda del sueño de la casa propia, que ha llevado a una serie de invasiones y nuevas asociaciones de vivienda, cuyas características resaltantes es el bajo el precario nivel económico de sus pobladores y la inaccesibilidad geográfica; estas condiciones hace que facilitar los servicios públicos de manera eficiente sea una empresa hercúlea.

Esto me lleva a la siguiente pregunta ¿Es necesaria una nueva política municipal en materia urbanística y registral?, la respuesta conlleva un contundente Sí.

Mala, desde su fundación ha tenido un trazado mono céntrico de trazado español, con calles pequeñas y grandes solares, trazado que siguió hasta mediados del siglo XX cuando empezaron a florecer los primeros pueblos jóvenes lejos de su periferia y la falda de los cerros circundantes.  Este cambio, supuso un acuerdo tácito y perverso para una descontrolada invasión que ha culminado en nuestros días con un horroroso y estético paisaje que domina el distrito.

La informalidad de estas propiedades hace que se conviertan en una especie de  “agri deserti” tributarias, donde la ausencia del reconocimiento de derechos de propiedad y la evasión de los contribuyentes, impide que el municipio no pueda mejorar los servicios públicos como los de saneamiento, infraestructura, guardianía, limpieza entre otros.

Pero, este fenómeno no solo afecta a dicho sector de la población sino a todos aquellos pobladores cuyos predios no se encuentran inscritos en los Registros Públicos o no declaran adecuadamente el estado de fábrica de sus propiedades.

La inscripción de un bien ante los Registros Públicos si bien es declaratoria y opcional, genera que los propietarios puedan internalizar los costos de su actividad así como defenderlas ante intereses de terceros. Los títulos de propiedad aumentan la seguridad de los contratos y la posibilidad de defenderse en caso de incumplimiento, agilizan las transferencias y de garantía ante las obligaciones de carácter tributario y/o bancarias.  Por ende, una de los principales retos del municipio es incentivar la formalización masiva para poder generar una mayor tributación y solventar así la prestación de servicios.

Otro punto no menos importantes, es la  prohibición explícita de construir y/o habitar zonas geográficamente peligrosas por las características de su suelo o de difícil acceso, esto conlleva a aumentar las prestaciones de servicios a costa de disminuir su calidad en prejuicio de los demás contribuyentes. Una alternativa es la utilización de aires, estableciendo un límite permisible, no solo es el hecho de construir desmedidamente hacia arriba sino de que las construcciones sean armoniosas y no desfiguren el aire de ciudad rural que aún conserva Mala (o lo poco que queda).

Urbanismo y desarrollo no significa reemplazar lo viejo por lo antiguo, tampoco consiste en generar grandes construcciones de concreto y cajas de cemento horribles, sino en generar mejoras en la calidad de vida de los habitantes del distrito.

Es deber del municipio ordenar, preservar y mejorar la estética de una ciudad, y no solo generar pistas , veredas y losas deportivos, mantener satisfecha a las capas más pobres a base de programas sociales. Herramientas las hay, sin embargo aún parecemos estar enfocados en la política de pan y circo para el pueblo.

Colaborador: Giancarlo Palomino.